Insectos y ácaros son los vectores principales de agentes patógenos que transmiten enfermedades a través de inoculación de sangre (mosquitos, pulgas, garrapatas, etc.), a través de sus excrementos y por el mero contacto de la piel.
El control de insectos debe dirigirse hacia todos los ciclos de vida. Se deberán realizar tratamientos de huevos-larvas-adultos con diversos productos específicos para completar las distintas aplicaciones.
El control de insectos debe ser integral y preventivo. Es fundamental desinsectar para evitar la superpoblación de insectos y ácaros. Existen diversos tipos:
Larvicidas: Aplicar sobre estiércol, restos de pienso y superficies donde se deposite la materia orgánica (fosos de purines, estercoleros, etc.).
Líquidos: En superficies poco porosas, puertas, ventanas, paredes, etc.
Polvos: Espolvorear debajo de las camas, en estiércol y zonas muy porosas.
Cebos Atrayentes: Aplicar sobre superficies y en general en sitios poco ventilados.
Insectos y ácaros son vectores (vehículos) de gran cantidad de microorganismos (virus, bacterias, etc.). Por lo que es esencial mantener su población en un nivel tolerable. Si controlamos la población de estos artrópodos, reduciremos las enfermedades que transmiten al ser humano, animales de compañía y ganado.
El control de los insectos debe ser integral:
Control biológico, físico y químico
El control químico debe dirigirse hacia todos los ciclos de vida. Se deberían realizar tratamientos para eliminar Huevos – Larvas – Adultos, con diversos productos específicos para que los resultados sean óptimos.

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